Luciérnagas ( Novillejo)

Por los amores que confían...

Me entristecían

Padecí de tantas sonrisas,

por muy precisas.

Fueron todas abnegaciones

entre sus sones.

Luciérnagas sin acepciones

tornan dulzura de las brisas

que se presentan indecisas

en tristes precisos sus sones.

 AMALIA LATEANO

DE PIEL CON PIEL

Amor, de pies tan tibios

que se mueven inquietos entre la noche y las luciérnagas

                  buscando el Este para encontrase con los míos.

   Es  un abrazo de piel con piel

que te llevan al Norte de mis besos…

Al encuentro con la arena y los caracoles,

con los sutiles hilos del viento

que devanea entre la penumbra

del alumbramiento

por las caricias que recibo

sin más demora que un instante

de desasosiego.

Quisiera que la vida nos premiara

de nuevo.

Tener un hijo tuyo…

Y no el espanto que acarrea

el recuerdo.

La noche ha cerrado las persianas.

Busco tu calor entre la inocencia

de mi angustia.

Has logrado que se derrumbaran las columnas

y me incline sin más pasión

que escribir unos versos.

AMALIA LATEANO

TARDE DE MAYO

En la tarde de mayo, en el sendero

buscaba la constancia de tu cielo,

pensaba que  la estancia era tu duelo

sin alarde de un rayo  tan ligero.

Fue  cobarde el  ensayo tan certero...

Esperaba  fragancia por consuelo,

en  esclava  prestancia  por su vuelo

con alarde, mi ayo entre su  hielo.

Si guardo en el  secreto  mis quimeras

no dejaré que leas este verso.

Es nardo de mi seto entre las eras

Te daré mis  ideas de universo.

Gatopardo, tan quieto...Son sinceras

Te amaré si deseas por adverso.

AMALIA LATEANO

Encajes y Licores ( Soneto de gaita gallega)

Encajes y Licores ( Soneto de gaita gallega)

Por tus amores descubro el pecado

con tal ardor, recompensa robada,

que nunca fue mi desdicha a tu lado

mas que cuchillo sin punta cifrada.

Te reconozco por ser  alocado.

Flor elegante  de cálida  aliada,

acompañante de lucha  apenada.

Con mis caricias te veo abarcado.

No tomaré los senderos  por tibios

donde tendré tu  volcán de abordajes

con la  prudencia que otorga  el  acero…

Te aguardaré, sospechosa  de  alivios

en el cajón de los negros encajes,

aquel licor que bebías artero.

 AMALIA LATEANO

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