EL NIÑO JUGANDO CON BARCO
La sombra
le dio un beso a quien entraba
al bosque de su cárcel sibilina,
con su tibieza frágil, dócil, fina,
la mar fue fortaleza que esperaba.
Poco duró la calma en los espejos.
Contumaz torbellino lo cubrió
la brisa, ni siquiera pareció,
de un sueño de papel, de los reflejos.
El niño y su bajel entre las olas...
Es nave de algodón ya sumergido.
Marinero sin barco ni escotillas.
¡Desde altas marejadas las cabriolas!
Miró el punto alejado tan perdido…
Tenaz sollozo triste, de rodillas-
al bosque de su cárcel sibilina,
con su tibieza frágil, dócil, fina,
la mar fue fortaleza que esperaba.
Poco duró la calma en los espejos.
Contumaz torbellino lo cubrió
la brisa, ni siquiera pareció,
de un sueño de papel, de los reflejos.
El niño y su bajel entre las olas...
Es nave de algodón ya sumergido.
Marinero sin barco ni escotillas.
¡Desde altas marejadas las cabriolas!
Miró el punto alejado tan perdido…
Tenaz sollozo triste, de rodillas-
Amalia Lateano
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